Constrictor constrictor. Es una de las boas que corresponde al orden escamosas, suborden ofidios, familia boidos. Otros nombres: mazacuata, víbora sorda.
Es de cabeza pequeña rectangular y cuello delgado; cuerpo rechoncho y comprimido, con la cola corta; es lenta al desplazarse. Color: en el dorso es café claro con manchas oscuras alargadas en la cabeza y el resto del cuerpo muestra manchas romboidales oscuras de centro blanco. Su tamaño puede alcanzar los cuatro m de longitud.
A raíz de la fuerte persecución a la que se ha sometido a esta culebra no es fácil localizarla; sin embargo, se encuentra en casi todo el territorio estatal (en lugares pedregosos y en cualquier tipo de selva, inclusive en manglares y palmares).
Su comida es a base de mamíferos, aunque en ocasiones consume reptiles y aves. No es ponzoñosa, pero existe la creencia de que para atrapar a sus presas primero las inmoviliza lanzándoles un vaho hipnotizador y ya en este estado las engulle enteras, comenzando por la cabeza. También se dice, en el medio rural, que posee dos aguijones: uno en cada lado del orificio anal, que utiliza para inyectar veneno a sus agresores, sólo en caso extremo de enojo (referencia proporcionada por Antonio Ramírez de Mezcala, quien refiere que para observar dichos aguijones basta presionar la región lateral del ano y de inmediato brotan).
Son animales vivíparos; la época de reproducción es el periodo de lluvias, y las camadas son de 20 a 50 crías.
El principal enemigo de este reptil es el hombre, quien la persigue para consumir su carne en algunos casos, pero más bien para aprovechar la piel en la confección de diversos objetos finos de talabartería: botas, cinturones, carteras, bolsos, etc., sin olvidar que también sirve como mascota. Para su conservación se requiere que las autoridades del ramo la protejan.
(EAV)