Municipio. Cabecera municipal del mismo nombre.
Glifo
Toponimia, escudo y/o glifo. El origen de la palabra Coyuca tiene dos versiones: una, derivada del purépecha, le da el significado de “despeñadero de águilas”, y la otra, relacionada con un vocablo náhuatl, el de “lugar de coyotes”. El glifo de Coyuca de Catalán representa los cerros y las montañas donde en otra época habitaban águilas, como se ve en la composición del cuadro correspondiente.
Escudo
Con motivo de la primera Feria del Oro, celebrada del 24 al 31 de diciembre de 1988, se convocó a los pintores de la región de Tierra Caliente para que concursaran y propusieran el Escudo de Coyuca de Catalán, mismo que debería contener su toponimia y las actividades más significativas del municipio. Obtuvo el primer lugar el arquitecto Abel Quintero Mojica.
Dicho escudo contiene:
Reseña histórica (cronología). En el capítulo XXX, séptimo párrafo, del libro La relación de Michoacán, escrita por fray Jerónimo de Alcalá y por Francisco Miranda, que se conserva en la Real Biblioteca de San Lorenzo del Escorial, en España, bajo la asignatura C–IV–52, se describen eventos históricos sobre la provincia de Michoacán, basados en la narración hecha al señor don Antonio de Mendoza, virrey y gobernador de la Nueva España, por el gran cacique tarasco o purépecha llamado Tariácuri, que dice: “Hijos, oídme: mira Hirepan, aquí ha de haber tres señores, tú estarías en este montón que está en medio, que es el pueblo de Coyucan; y tú, Tangaxoan, estarás en este montón, que es el pueblo de Michoacán; y tú, Hiquíngare, estarías en este que es el pueblo de Pátzcuaro. Así serán tres señores”. La fecha aproximada de esas instrucciones se ubica a fines del Siglo XIV o principios del XV, en la casa de Tariácuri, quien explicaba con dibujos hechos sobre la tierra señalando los relieves y caminos de terreno.
El señorío de Coyucan estuvo asentado en lo que ahora es Coyuca de Catalán y su primer señor y gran cacique tarasco fue Hirepan. Dicho poder abarcaba prácticamente todo el valle y la serranía correspondientes a los actuales municipios de Tierra Caliente (Michoacán y Guerrero), pues llegaba hasta las playas de la Costa Grande y se afirma que Zihuatanejo, con su playa de Las Gatas, era el balneario preferido de Hirepan. La importancia de la cultura establecida en esa región se aprecia todavía en las ruinas monumentales de numerosos asentamientos poblacionales prehispánicos que pueden verse aún en la actualidad.
Panorámica de Coyuca de Catalán.
Por otro lado, si bien en el municipio se han fundido varias culturas, la purépecha o tarasca se distinguió por su influencia en el idioma, y es así como hasta la fecha numerosas palabras de uso popular se derivan de dicha lengua; por ejemplo, a una olla o jarro se le llama poche o chacape; a un golpe dado con el puño cerrado se le llama gaznatada; guache es el nombreque se le da a los niños; guanancha es una palabra purépecha que se usa para designar a las jóvenes que participan bellamente vestidas en los jaripeos regionales.
Hay muchos nombres de origen tarasco que continúan usándose para mencionar flora, fauna y alimentos de la región: atuz (fruto de arbusto), cacánicua (árbol), apáricua (arbusto), cascalote (árbol), comba (variedad de frijol), corongoro (fruto del árbol del mismo nombre), cuachalalate (árbol cuya corteza es medicinal), cuaulote (árbol), cueramo (árbol de madera muy dura, que en invierno florece), charamasca (planta herbácea usada en la construcción de ramadas), chipil (hierba silvestre, que se usa en caldos), sánchicua (arbustos cuyos renuevos se utilizan para preparar caldos), chirimo (árbol que da frutas comestibles de color blanco, similares en forma a las uvas), chucumpún (árbol que da fruto comestible parecido a las ciruelas), pindínicua (zacate silvestre que se usa de pastura), huijul (árbol frondoso que crece a orillas de ríos y arroyos), quiríngucua o quirínhucua (árbol de flores moradas o rosadas), ziranda (árbol que dio origen al nombre de Zirándaro), siringuanico (arbusto de llamativas flores rojas con amarillo), tecuche (arbusto espinoso que da un fruto comestible de color negro como el zapote), churupitetes (luciérnagas), cure (hormiga grande de color rojizo muy agresiva), chancharra (hormiga más grande que la cure, depredadora de hojas de plantas), cungucha (tórtola), chachalaca (ave gallinácea silvestre), tentecaco (paloma silvestre comestible), uchepo (tamal de elote tierno), toquere (tortilla gruesa de masa de elote sazón o tierno, que se prepara con manteca de puerco), shúmata (preparación de dulce de ciruela que se toma con leche), manácata (preparación que se hace en el desayuno o en la merienda a base de calabaza endulzada y leche), etc.
Coyuca fue testigo presencial de muchos e importantes combates armados durante el curso de la Independencia mexicana; el general don Nicolás Catalán fue uno de los jefes insurgentes que en aquella época atacó la población de Coyuca, defendida entonces por Gabriel Armijo, quien comandaba a los realistas. En este combate Armijo y sus hombres fueron derrotados en el cerro de Santo Domingo, a unos 15 km al norte de Coyuca, cuyas trincheras todavía se pueden apreciar en el lugar. En la batalla falleció peleando un hijo del general Catalán que llevaba su mismo nombre.
Durante la época independiente, al crearse la provincia de Tecpan, en 1811, Coyuca quedó integrada a ésta. Ya consumada la Independencia e instaurada la monarquía iturbidista se instituyó –por iniciativa de Iturbide– la Capitanía General del Sur en 1821 y Coyuca quedó dentro de ella.
El 10 de diciembre de 1831, por Decreto 15 del Departamento de Michoacán, se define a Coyuca como municipalidad del partido de Huetamo, con cabecera en la misma población, y adquiere categoría de pueblo.
Foto antigua del jardín central de Coyuca de Catalán.
El 25 de marzo de 1837, por decreto de la Junta Departamental de Michoacán, sobre la división provisional del Departamento, se confirmó a la municipalidad de Coyuca como parte del partido de Huetamo.
El mismo año, don Ignacio Antonio Navarro estableció un seminario y fundó una pequeña parroquia en Coyuca. El 12 de julio de 1848 recibió la administración de la parroquia de Coyuca de Catalán el presbítero don Teodoro Puga, quien seis meses después inició la construcción del templo parroquial, que se terminó hasta 1867; el padre Puga estuvo al frente de la parroquia durante 40 años y fue uno de los más entusiastas promotores en la región para que se erigiera el estado de Guerrero.
El sacerdote fue un gran benefactor de Coyuca de Catalán, pues organizó una orquesta, fundó escuelas, sostuvo talleres de carpintería, ebanistería y platería; consiguió ganado para cría y aves de corral; al lado de un francés que se quedó a radicar en la región enseñó a los moradores a construir los famosos barcos de pechuga para cruzar el río Balsas, mismos que sustituyeron a las camas de carrizo, montadas en guajes o tecomates de origen indígena. Al morir el padre Puga, en 1888, fue sepultado en el presbiterio del templo que él levantó; sus restos se encuentran en los cimientos de la pared del lado derecho.