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Castillo Calderón, Rafael del

Licenciado, político y militar. Nació en 1855 en San Miguel Totolapan; murió en Iguala en 1920. Fue hijo de José de Jesús del Castillo y de María Calderón.

Los primeros estudios los inició en el Instituto para Niños en su población de origen; poco después se trasladó a la ciudad de Chilpancingo, donde se matriculó en el Instituto Literario del estado. Allí se graduó de Abogado en 1880. En 1881, comenzó a ejercer en el juzgado de primera instancia en el distrito de Bravos.

En la primera semana de diciembre de 1886 fue electo diputado al X Congreso local por el distrito de Aldama para el periodo constitucional del 1 de marzo de 1887 al 28 de febrero de 1889; dos años después volvió como representante popular a la XII y XIII legislaturas del estado, representando a los distritos de Aldama y Morelos, respectivamente.

El 1 de abril de 1889 asumió el cargo de secretario general de Gobierno, al cual renunció en mayo de 1893; el 21 de marzo de ese mismo año participó con un poema en el homenaje del LXXXVII aniversario del natalicio de don Benito Juárez; el 29 de noviembre siguiente fue designado magistrado del Tribunal Superior de Justicia del estado; entre 1895 y 1897 figuró en dos ocasiones como fiscal del referido tribunal, a su vez era maestro del Instituto Literario, donde impartió la materia de Derecho Romano.

El 1 de marzo de 1897 volvió a ocupar una curúl en la XV Legislatura de la entidad; dos años más tarde resultó electo, por quinta vez, diputado a la siguiente Legislatura, pero por circunstancias políticas no logró desempeñar dicho cargo.

Como político simpatizaba con el bando progresista del partido científico que lideraba Rosendo Pineda, quien lo instó a participar como candidato a la gubernatura de Guerrero, en franca oposición al gobernador Antonio Mercenario, quien pretendió reelegirse por tercera vez; las elecciones se efectuaron en la primera semana de diciembre de 1900 y como la votación favorecía ampliamente al abogado totolapense Mercenario recurrió al presidente Porfirio Díaz, éste le facilitó todo el apoyo para que se declarara triunfador, desatando una tenaz persecución contra su oponente y seguidores, entre los compañeros de lucha que destacaron en el movimiento estuvieron el doctor y poeta Eusebio S. Almonte, originario de Cutzamala de Pinzón; Miguel Román, de Tlalchapa; el coronel igualteco Donaciano González; Anselmo Bello, de Mochitlán, y el profesor Elías Ramírez, de Mezcala. Este movimiento cívico guerrerense logró que el 15 de enero de 1901 Mercenario renunciara al poder y abandonara para siempre la entidad, pero ante la pretensión del nuevo gobernante porfirista de perpetuarse en el poder, el 8 de abril Del Castillo Calderón salió de Chilpancingo y se atrincheró en Mochitlán, donde desconoció al régimen porfirista y se adhirió al Plan del Zapote; por ello el presidente Díaz ordenó destacar en la entidad al sanguinario Victoriano Huerta para sofocar la revuelta.

Para evitar la represión, el licenciado Rafael del Castillo abandonó el estado disfrazado de labriego; al llegar a la Ciudad de México buscó a su paisano el diputado Manuel Guillén, a fin de que interviniera ante el Presidente de la República para obtener el indulto; al lograr el perdón pasó a radicar a San Antonio, Texas; poco tiempo después figuraba como juez de primera instancia en el estado de Chihuahua.

En 1907 residía en Guerrero, donde a finales de año participó nuevamente como candidato al Gobierno del estado, adjudicándose el triunfo el gobernador interino Damián Flores. Tres años más tarde, en 1910, se adhirió al grupo de guerrerenses radicados en la Ciudad de México que desplegó una gran fuerza de difusión del movimiento que encabezó Francisco I. Madero.

Después de los tratados de Ciudad Juárez tuvo destacada participación en el proceso de licenciamiento de las fuerzas revolucionarias zapatistas en la entidad; el 12 de diciembre de 1911 persuadió al general Jesús H. Salgado para que licenciara sus fuerzas y entregara las armas en Totolapan; el 12 de agosto de 1912 alcanzó, mediante amnistía, a pacificar a los siguientes jefes zapatistas: Juan Ojeda, Jesús Morales (el Tuerto), Abraham García y Pedro Villanueva, quienes se encontraban atrincherados en el cerro de la Vieja.

Durante el gobierno huertista fungió como asesor del general Silvestre G. Mariscal; en el comando de este jefe alcanzó el grado militar de coronel; el 18 de octubre de 1915 defendió la capital del estado ante el acoso de los zapatistas; en diciembre siguiente, repelió, junto con el general Miguel Serrano, a las mismas fuerzas en Chichihualco, y el 4 de enero del siguiente año logró rechazar a los revolucionarios salgadistas en su intento de tomar la plaza de Chilpancingo.

El 11 de febrero de 1918, solicitó su baja de las filas del Ejército Nacional, a fin de atender los ranchos que poseía en Jaleaca de Catalán, Cocula y San Miguel Totolapan.

(AMA)