Fundado en Huitzuco en enero de 1910, a instancias del ingeniero Octavio Bertrand, emisario personal de Francisco I. Madero; su cometido era propagar los ideales del antirreeleccionismo y agitar al pueblo guerrerense.
Bertrand había hecho campaña en diversos sitios, pero sólo obtuvo respuesta favorable de José Inocente Lugo y Matías Chávez, en Iguala, y de varios vecinos de Huitzuco encabezados por los hermanos Ambrosio, Rómulo y Francisco Figueroa, Fidel Fuentes, Martín Vicario y Agustín Abúndez, quienes, reunidos en casa de Andrés Figueroa, formaron el Club Antirreeleccionista Juan Álvarez. La presidencia recayó en Fidel Fuentes.
Del 15 al 17 de abril de 1910 nombraron representante a Agustín Abúndez a la Convención Antirreeleccionista reunida en el Tívoli del Elíseo de la Ciudad de México. Posteriormente enviaron al licenciado Gabino Bandera y Mata a San Antonio, Texas, con el objeto de reunirse con la Junta Revolucionaria de Madero y solicitar armamento para el estado.
En enero de 1911 recibieron dos mil pesos y una pequeña dotación de armas. No obstante la carencia de recursos decidieron lanzarse a la lucha y el 5 de febrero del mismo año Francisco Figueroa redactó un manifiesto dirigido a Porfirio Díaz exigiéndole su renuncia, en el que decía: “El pueblo que se ha contemplado estupefacto y pasivo durante vuestra paz armada viene hoy también omnipotente con su soberanía a deciros con entereza: ¡Basta ya de hipócrita dictadura! ¡No más cacicazgos! ¡No más abusos! ¡No más atropellos! Queremos el imperio de la razón, de la justicia y de la ley, y lo conseguiremos porque somos los soberanos árbitros de nuestros destinos”.
Un segundo manifiesto fue expedido el 12 del mismo mes; en él se reprochaba a Díaz su régimen dictatorial, se denunciaban sus abusos, se expresaba abiertamente el apoyo a Madero y se invitaba a la lucha armada.
A pesar de la discreción con que se hizo circular el segundo documento, el gobierno detectó el plan de levantamiento.
El día 22 Bandera y Mata volvía sin una sola arma, únicamente llevaba consigo el Plan de San Luis y el manifiesto de Pascual Orozco del 6 de diciembre de 1910.
En los últimos días de febrero los antirreeleccionistas de Huitzuco decidieron lanzarse al combate, aun sabiendo que ya habían sido enviadas tropas gobiernistas para detenerlos.
(JGCL)