Denominación con la que ha trascendido una familia chilapeña entre cuyos integrantes han figurado destacados pintores, escultores, troquelistas y sacerdotes. El tronco familiar más remoto plenamente identificado es don Francisco Cervantes quien –a decir del presbítero Humberto Cervantes Sánchez– vivió a mediados del Siglo XIX en Chilapa, ignorándose fechas de nacimiento y muerte. Casó con doña Lugarda Flores y procrearon cinco hijos: Vicente, Rafael, Primitivo, Teresa y Cayetana.
Entre las obras más conocidas de don Francisco figuran una escultura de la inmaculada Virgen de la Concepción, patrona del Seminario de Chilapa; un cuadro del papa Pío IX, pintado en 1880; un cuadro del presbítero Rafael Astudillo, fundador del seminario; una escultura de San Cayetano; la pintura de Los Siete Arcángeles, y se le atribuye también una imagen de la Virgen de la Asunción, patrona de la Catedral de Chilpancingo.
Entre otros hijos de don Francisco, destacaron Vicente y Rafael Cervantes, ambos artistas de gran talento. Entre las obras del primero figuran un cuadro de oro y plata que el Gobierno del estado obsequió al de Francia en 1889 con motivo del centenario de su Revolución; un cáliz modelado con el oro de nuestras minas, el cual fue obsequiado al papa León XIII y se conserva en el museo del Vaticano.
Antes, en 1892, había troquelado una medalla con el busto del citado Papa para premiar a los seminaristas, un escudo del obispo don Ramón Ibarra y una pintura con la imagen de la Virgen de Guadalupe, ambas obras son parte del museo dedicado a la Patrona de América.
También se le atribuyen un Calvario que se encuentra en el templo de San Francisco, en Chilapa; otro Calvario que se localiza en uno de los altares laterales de la Catedral de Chilpancingo, y un Santo Entierro, en la capilla sur de la misma catedral.
Cabe mencionar también una pintura enviada por el estado de Guerrero a la Exposición Universal de París en 1990 y que –según tradición oral– fue premiada con una cantidad de dinero que nunca llegó a manos del autor, lo que le provocó desánimo y lo orilló a caer en el alcoholismo. Murió entre 1905 y 1912, ignorándose el lugar de su sepultura. Según el presbítero Humberto Cervantes “antes de la remodelación de la actual plaza cívica de Chilpancingo se encontraban ahí unas columnas, en una de las cuales aparecía el nombre de Vicente Cervantes como señal de gratitud y de reconocimiento a su labor artística”.
Una alegoría bautismal en madera que se localiza en el templo de San Martín de Tours, en Tixtla, y un retrato en lámina de una anciana recién fallecida, propiedad particular de una familia de Chilapa, así como otras pinturas, esculturas y cálices, se adjudican a los Cervantes, sin precisar a quién de ellos.
(JOSR)