El tema de la democracia es un tema de actualidad permanente debido a las prácticas políticas constantes tanto de las organizaciones como de los partidos políticos y de la sociedad en conjunto. Por ello es necesario hacer un esfuerzo por comprender su significado, alcance y límites, empezando por nuestra entidad guerrerense y tomando en cuenta el contexto nacional e internacional.
Comprender la democracia.
La democracia es una forma de ejercer el poder. El nombre data de hace muchos siglos, su raíz es el término griego “democratia”, palabra compuesta de dos vocablos: demos=pueblo y xratós=poder o gobierno. Estos dos términos juntos dan por resultado el significado de un sistema político que gobierna al pueblo, en contraposición a la monarquía (gobernada por un rey) y la aristocracia (gobernada por unos cuantos).
Los significados modernos de la democracia son varios y no necesariamente compatibles. Son expresiones prácticas orientadas a legitimar el ejercicio de la autoridad. Por eso se da actualmente la democracia representativa (llamada también de multipartidos o liberal), la representativa de un solo partido (en los países socialistas) y la participativa (llamada también democracia directa: la que se ejercita en consulta directa al pueblo).
Con algunas variantes, cada una de estas democracias tiene autores que la defienden y promueven destacando lo más positivo de cada una de ellas en sus teorías y propuestas.
Hablar de democracia en Guerrero es hablar de la democracia de tipo liberal; es decir, la democracia representativa, constituida por los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial y con la participación de varios partidos políticos.
Antecedentes.
La actual democracia en Guerrero y en el país ha sido el resultado de la transición política que a su vez fue precedida hasta el año 2000 por el control político del Partido Revolucionario Institucional. El inicio y presencia de la transición política tuvo varias etapas que es necesario recordar.
La transición política y democrática mexicana es una etapa del proceso de democratización del país, que, según algunos autores, inició en 1979 con la apertura y reconocimiento, de derecho y de hecho, por parte del régimen del Partido Revolucionario Institucional (PRI) de los partidos políticos de oposición: Acción Nacional, Partido Comunista y otros pequeños que jugaban hasta entonces el papel de simuladores de la democracia, ya que nunca se les reconocía un triunfo electoral o, si se les reconocía, era con base en una negociación o arreglo cupular entre las élites partidistas y de acuerdo con el Gobierno federal.
Para algunos especialistas en ciencia política la reforma política impulsada por Jesús Reyes Heroles en 1979 es reconocida como el parteaguas e inicio de la apertura política hacia los demás partidos, misma que fue el resultado de una larga lucha de la oposición y de la sociedad mexicana por el reconocimiento de sus derechos políticos desde mucho tiempo atrás.
El 1 de abril de 1977 don Jesús Reyes Heroles al traer la representación presidencial para escuchar el II Informe de Gobierno del gobernador Rubén Figueroa Figueroa, en Chilpancingo, Guerrero, anunció el inicio oficial (porque el real tenía ya tiempo) de la reforma política que se materializó en la Ley de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales (LOPPE), que estuvo vigente durante diez años. Por ello Jesús Reyes Heroles será recordado como el operador político que colocó la primera piedra para la transición política formal en México, como resultado del agotamiento del PRI y de la presión impulsada por los partidos de oposición y las organizaciones políticas de la sociedad mexicana.
Para confirmar esta tesis, según uno de los ideólogos más importantes que ha tenido el PRI en la posmodernidad, Cesáreo Morales, la LOPPE estableció:
La constitucionalización de los partidos como entidades de interés público, corresponsables de la vida estatal; perfeccionó el marco del proceso electoral para darle transparencia y objetividad; instituyó un nuevo órgano electoral encargado de las elecciones; incorporó la representación proporcional para conformar una cuarta parte de la Cámara de Diputados compuesta desde entonces por 400, hasta la reforma de 1986; posibilitó el registro de partidos en los procesos electorales locales; introdujo el acceso de los partidos con registro a los medios de comunicación y la primera forma de financiamiento público; implantó también las regidurías plurinominales en los municipios más grandes del país; finalmente creó la figura jurídica de las organizaciones políticas no partidarias que al correr del tiempo han tenido un notable impacto en la democratización de la sociedad. (Cesáreo Morales 2000, p. 29).
A pesar de la LOPPE las viejas prácticas del partido de Estado continuaron después de 1979 y los fraudes políticos eran lo normal y lo recurrente en las elecciones municipales, estatales y nacionales (avatares de la transición política real) debido a que la infraestructura y estructura electoral priista permaneció intocable y no existían los organismos que vigilaran y controlaran los procesos electorales, mucho menos existían los mecanismos neutrales de control y vigilancia de las elecciones que existen en nuestros días. A medida que se fueron creando estos mecanismos nuevos de control la vida democrática se fue estableciendo.
Para otros especialistas la transición política mexicana se inició con el movimiento estudiantil y de masas en 1968 que cuestionó el viejo régimen exigiendo una apertura real democrática, continuado con el movimiento guerrillero de los años 70 y el movimiento estudiantil de 1971 que desembocó en la fuerte movilización social y política de 1988.
Ese año (1988) es otra fecha clave del proceso de transición democrática, cuando la mayoría de las fuerzas democráticas se aglutinaron en las elecciones presidenciales para elegir al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, pero el fraude electoral echó por tierra todas estas aspiraciones y la transición democrática sufrió un gran revés y un fuerte retroceso.
Finalmente en las elecciones del 2 de julio de 2000 el PRI, en tanto partido de Estado, perdió la Presidencia de la República, aunque conservó en los estados, aún en buena parte, la estructura de corporativización de la sociedad mexicana y los mecanismos de control social relativamente sólidos que mantiene hasta nuestros días.
Sin embargo, la pérdida de la Presidencia como centro del poder y del control presidencialista tuvo el efecto inmediato de meter en seria crisis al expartido oficial y echó por tierra el centro de control político de sus militantes, quienes están buscando nuevas formas de aglutinamiento y de control político más democrático. A pesar de ello, el PRI ha conservado buena parte de su vieja estructura y mantiene aún muchos de los mecanismos de control político que lo caracterizaban.
La democracia en Guerrero.
La democracia en Guerrero, entendida como la participación popular o incidencia masiva del pueblo en el Gobierno del estado, inició con los movimientos sociales de los copreros en la década de los 50 y, sobre todo, con el movimiento cívico-popular de los años 60, quienes cuestionaron seriamente los poderes en turno y modificaron la geografía del poder estableciendo en esos años un relativo equilibrio entre los que detentaban el poder y el poder popular. Dicha incidencia popular fue temporal porque el partido hegemónico de la época recuperó el poder total y lo mantuvo hasta 2005.
La democracia como participación activa partidista y reconocida oficialmente en Guerrero comienza con el triunfo del Partido Comunista en el municipio de Alcozauca, en la montaña indígena, en 1969; posteriormente las diferentes instancias de Gobierno (presidencias municipales y diputaciones) fueron conquistadas por otros partidos políticos nacionales como el Partido Acción Nacional (PAN), el Partido de la Revolución Democrática (PRD), Convergencia y otros de alcance estatal.
El cambio drástico se dio en 2005, cuando el PRD ganó la elección de gobernador de la entidad, posición que mantiene hasta nuestros días (2009).
Al paso del partido casi único que mantenía el control político centralizado del poder hacia las formas actuales multipartidistas y de división de poderes se le ha dado en llamar la transición política mexicana, en la cual se inserta y forma parte la transición política en Guerrero.