El antecedente más remoto de la electrificación mexicana data de 1879, cuando en León, Guanajuato, la fábrica de textiles La Americana instaló un generador de energía eléctrica. Es la primera ciudad que cuenta con ese servicio; le siguen México, Guadalajara y Campeche. Después, el francés Arnold Vaquié presentó el proyecto de la planta de Necaxa, Puebla, para aprovechar la caída del agua del río del mismo nombre.
En el Siglo XX operaban ya diferentes compañías eléctricas, todas con capital extranjero; sobresale la anglocanadiense Mexican Light and Power Co. Ltd., que logró tal desarrollo absorbiendo, más tarde, a la francesa Societé du Necaxa, Mexicana de Electricidad, Mexicana de Gas y Luz Eléctrica, y Robert Electric. La electrificación se desarrolló en diferentes estados de la República; en Guerrero, por vez primera, se construyó en Teloloapan una termoeléctrica, que apenas lograba generar 64 kilowatts.
La industria eléctrica se fortalece con el paso del tiempo; así, el 2 de diciembre de 1933 el presidente Abelardo L. Rodríguez envió la iniciativa que creaba la Comisión Federal de Electricidad; luego, en 1937, el general Lázaro Cárdenas decretaba los lineamientos y funciones de la comisión, asignándole el presupuesto de $50 000.00 con oficinas alquiladas, vehículos prestados y domicilio en 20 de Noviembre número 35, en el centro de la Ciudad de México. El momento cumbre llega con la nacionalización, el 27 de septiembre de 1960, cuando el gobierno de Adolfo López Mateos adquiere las empresas privadas que dan nacimiento a la Compañía de Luz y Fuerza del Centro.
Se puede decir que la etapa de esplendor de la electrificación en Guerrero abarca de 1962 a 1972. Los primeros municipios que contaron con servicio eléctrico fueron Teloloapan, Apaxtla y Cuetzala.
En 1946 funcionó la planta hidroeléctrica de Colotlipa, que dio luz a Chilpancingo.
En la Costa Chica, propiamente en Ometepec, San Marcos, Ayutla y Cruz Grande, la Comisión apenas cubría ocho horas diarias, con plantas de diesel. Antes de 1964 en los municipios de la Costa Grande la empresa no proporcionaba energía, viéndose obligados a abastecerse de pequeñas generadoras particulares que prestaban servicio caro, precario y deficiente, sobre todo en Coyuca de Benítez, Atoyac, San Jerónimo, Tecpan y Zihuatanejo.
En La Montaña, Tlapa, Huamuxtitlán y Xochihuhuetlán sufrían la misma carencia. Donde existía un avance considerable de electrificación fue en las regiones Centro, Norte y Tierra Caliente.
(JAL)