Grupo musical folclórico. Este grupo se formó hace más de 50 años en la ciudad de Tixtla, se dedicó a interpretar sones de tarima y música tradicional de la región.
Los Azohuaztles.
Su fundador, Juan Cervantes Basilio, fue quien le puso el nombre. Azohuaztle es una mata, un arbusto, de ramas y hojas que siempre están verdes, alegres; “los tocadores nunca estamos tristes” –dice el profesor Isaías Basilio Bautista–, quien fue uno de los principales integrantes.
El grupo original estaba integrado por Juan Cervantes Basilio, Anastacio Ramírez y Ramírez (a quien se debe la mayoría de los sones de tarima más populares que interpretan) y su hermano Jesús Ramírez y Ramírez. A la muerte de los dos primeros, el grupo se integró por Jesús Ramírez, Arturo Alarcón y Alberto Astudillo; este último tapeaba el cajón. A la muerte de Jesús Ramírez se incorporaron Juan Dircio Adame y el profesor Isaías Basilio Bautista, quien fue el encargado de tapear desde 1962.
En 1972 grabaron su único disco, en la compañía CBS, con el nombre de Fandango en Tixtla, sones de tarima, en cuyo contenido se pueden escuchar las piezas más representativas como El zopilote, La iguana, El pato, El palomo, La calandria, El arrancazacate, La camisa y Tixtla (cuyo autor es Juan Dircio Adame). De ésta última son los versos siguientes:
Tixtla mi tierra querida
tierra donde yo nací,
donde nacieron los hombres
que lucharon hasta el fin.
Qué bonitas, qué bonitas,
hermosas mujeres, es por eso
que dedico este son
que es para usted.
Los Azohuaztles utilizaron, además del cajón de tapeo, dos vihuelas, ya que con el tiempo la guitarra “panzona o marrana” desapareció, lo mismo que el arpa.
Don Isaías Basilio Bautista a sus 84 años y casi 50 de haber ingresado al grupo afirma que lamentablemente no existe escuela donde las nuevas generaciones puedan aprender esta música tradicional. Las personas que se dedican a interpretarla lo hacen en forma empírica, apoyadas en los conocimientos de gentes mayores que desean compartir sus experiencias, o inculcar en sus descendientes el gusto y la práctica de ese género musical. “Yo tengo tres hijos que ya tocan y bailan los sones de tarima”, expresa orgulloso.
Los Azohuaztles obtuvieron importantes galardones a nivel nacional como conjunto interpretativo de música y bailes regionales, destacándose el reconocimiento que les hiciera la esposa del Presidente de la República, doña María Esther Zuno de Echeverría, cuando asistieron a enseñarle sones de tarima de Tixtla al grupo de danza que ella patrocinaba: “Las Palomas”; desde entonces surge la grabación de esa música que hasta la fecha persiste, hoy en disco compacto, haciendo notar el estilo único de sus interpretaciones. Frente a más de 60 grupos de danza y música, obtuvieron primeros lugares. A diferentes partes del país llevaron la música de Guerrero en compañía de grandes bailadores regionales como José Esperanza Vega, Andrea Moctezuma e Isaura Ramírez.
Ante su fe religiosa hacia la Virgen de la Natividad, los días 31 de mayo y 8 de septiembre, así como el 15 de mayo –para celebrar a San Isidro Labrador– eran obligadas sus actuaciones desde las 8:00 de la noche hasta las 3:00 de la mañana, “echando cachito, para aguantar”, es decir, tomando copitas de mezcal.
El 22 de noviembre, feria de Santa Cecilia, patrona de los músicos, todavía se reúnen varios grupos para festejarla. El convivio tradicionalmente ha sido muy vistoso y animado, y para que la alegría no decayera cuando Los Azohuaztles participaban repartían tragos de torito (mezcal preparado) entre los invitados y el pueblo en general.
En fiestas particulares tocaban con mucho gusto bajo invitación y por amor a la conservación de las tradiciones musicales; participaban en ceremonias cívicas o de entidades gubernativas. El profesor Basilio Bautista es el único sobreviviente del grupo.
Aunque hay otros grupos, como As del Sur y El Fandanguero, el estilo de interpretación de los sones de tarima de Tixtla que crearon Los Azohuaztles persiste hasta la fecha.
(ETA/MNBM)