Balneario de aguas termales. Municipio de San Luis Acatlán. Costa Chica.
Es vocablo de origen náhuatl; quiere decir “en el agua caliente”, o “lugar de aguas termales”, versión que más gustan usar los vecinos. Atotonilco (a–totonil–co) está compuesto de dos raíces: de a, atl–agua, y de totonil, totonilli–caliente, y de la pospositiva de lugar co–en.
El agua surge de unas peñas situadas en la base oriente del cerro llamado El chorro de agua; brota a razón de 80 a 100 oC de temperatura, con una gran dosis de azufre.
Se localiza a 11 kilómetros al oriente del pueblo de San Luis Acatlán, cabecera municipal, sobre la carretera Marquelia–Tlapa, que pasa por la comunidad de Horcasitas. De aquí hay una desviación a la izquierda de cuatro km de terracería y después de cruzar el río Grande (que más abajo se llama San Luis), a 120 m está el solitario y mágico manantial de Atotonilco.
El agua surge de unas peñas situadas en la base oriente del cerro llamado El chorro de agua; brota a razón de 80 a 100 oC de temperatura, con una gran dosis de azufre. Para retener una cierta cantidad de agua térmica el gobierno municipal ha construido un par de albercas de concreto comunicadas entre sí por una pequeña abertura en la parte superior del pretil. La primera recibe el agua de la fuente y, por tanto, es más cálida que la otra, cuyas temperaturas oscilan entre 50 y 40 °C, respectivamente. Mide cada una 56 m2 y tienen 90 cm de profundidad.
Además, junto a ellas está también un estanque, erigido a propósito para mantener agua fría utilizable para el bañista. De modo que el balneario dispone de tres albercas adjuntas, con grados diferentes de temperatura y de una choza de tabique rojo edificada especialmente para baños de temascal.
En un ambiente serrano rodeado de árboles tropicales (parota, drago, zazanil, cuaulote, etc.), varias especies de bejuco y enormes piedras lisas, el espacio está protegido por un corral alambrado cuyo perímetro abarca dos hectáreas. Se han construido de madera y techadas con hojas de palma real cuatro cabañas para el servicio público; por un módico pago, las personas pueden utilizarlas e inclusive hasta quedarse a pernoctar individualmente o con su familia, siempre bajo el resguardo nocturno de la policía comunitaria.
Asimismo, existe una especie de centro de recepción construido de los mismos materiales de las cabañas, de forma circular y abierto alrededor, que sirve de descanso al público en general; se cuenta incluso con horno y calentador naturales para cocinar. La entrada al lugar cuesta $20.00 para adulto y $5.00 para niño.
Se encuentra bajo la administración de un comité integrado por seis comuneros de Horcasitas. En el pasado fue un sitio abandonado a su suerte y con una poza de agua termal reducida que circundaban sólo unas peñas.
La historia del balneario de Atotonilco se remonta a los siglos prehispánicos, cuando mixtecos, nahuas o tlapanecos de la región acudían a bañarse con el agua termal por sus propiedades curativas. En los tiempos modernos, a partir de los años 40 del siglo pasado, lo han visitado cientos de personas que llegan en busca de alivio de alguna enfermedad, sobre todo aquellas de origen reumatoide.
Suele ser concurrido todo el año; sin embargo, la mayor afluencia de turistas y vecinos de la Costa Chica y La Montaña tiene lugar durante los meses de marzo a mayo. Según lo contempla el proyecto de fomento al turismo en el municipio, en la Semana Santa de 2010 a más tardar entrará a trabajar un grupo capacitado de masajistas terapéuticos y en medicina naturista conforme a la tradición aborigen de la zona; ellos se desempeñarán como médicos empiristas, pero dentro de un sistema previamente establecido, sistematizado, complementando los requerimientos de los pacientes, cuyas enfermedades se relacionan con las propiedades médicas que brinda el agua termal.
Se han construido de madera y techadas con hojas de palma real, cuatro cabañas para el servicio público.
Para mayor alcance y desenvolvimiento por cuanto tiene de valor terapéutico y como entorno de recreo campestre, actualmente el balneario se está integrando al desarrollo del llamado corredor ecoturístico de la Costa Chica. Este corredor comprende además playas costeras, sitios arqueológicos y lugares de recreo diversos de los municipios de Copala, Marquelia, San Luis Acatlán, Azoyú, Ometepec y Cuajinicuilapa.
(BM)